El GAM es un ejemplo de la arquitectura como reflejo material de los conflictos sociales chilenos, que  debido a ciertos giros y discontinuidades en el devenir de la historia, han implicado cambios en su uso, su fisonomía y su significancia.

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Es por esto que creemos apropiado que la intervención en la plaza oriente del GAM subraye la condición histórica del edificio y proponga mostrar abstractamente, a la manera de una línea del tiempo, los quiebres o continuidades en el desarrollo de la historia, dados por ciertos momentos críticos de variables intensidades, impacto y carga simbólica.

EL TUNEL DEL TIEMPO es un objeto recorrible y penetrable que relata abstractamente la historia del edificio, transmitiendo a través de sus diferentes grados de continuidad y apertura los quiebres y discontinuidades generados por el devenir de la historia.

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A través de la materialidad nos gustaría recalcar la coexistencia de 2 escalas, una escala íntima para el usuario y una escala urbana para la ciudad. De esta manera en su cara exterior, a través de un revestimiento de planchas de acero cromado, el objeto adopta una condición ambigua e inquietante, en la que gracias a su piel de apariencia ligera, brillante y reflectante, permite que se funda con los cuerpos que lo rodean  pudiendo por lo tanto  “desaparecer” y “disolverse” en su emplazamiento.
Por el contrario, su cara interior, mediante una piel de acero corten opaco y áspero al tacto, que recalca el cambio a una escala menor capaz de cobijar al visitante, construye una atmósfera más íntima y palpable,  adquiriendo un carácter más pesado que acentúa la envolvente haciendo más fuerte y evidente el hecho de estar “dentro” y contenido.